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Blog dedicado a Federico García Lorca, poeta español.

sábado, 4 de abril de 2015

Ciudad sin sueño

En esta entrada analizamos el poema de Ciudad sin sueño, perteneciente a la obra de Lorca Poeta en Nueva York.

Ciudad sin sueño
No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie. 
No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla;
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.

No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.
Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.

Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.

Otro día
veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos
veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.
¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
A los que guardan todavía huellas de zarpa y aguacero,
a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puente
o a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,
hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,
donde espera la dentadura del oso,
donde espera la mano momificada del niño
y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Pero si alguien cierra los ojos,
¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!

Haya un panorama de ojos abiertos
y amargas llagas encendidas.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
Ya lo he dicho.
No duerme nadie.
Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,
abrid los escotillones para que vea bajo la luna
las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.


El poema es reflejo de una realidad muy distinta de la que se ve con los ojos, una realidad perteneciente al autor, a lo que este siente y a su forma de ver las cosas, que se materializa a través del lenguaje, imágenes y asociaciones metafóricas insólitas. Las imágenes son oníricas y delirantes, como procedentes de una pesadilla. Se trata de un poema de protesta social: la deshumanización de la gran ciudad. 
No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.
Se muestran distintas ideas, pero el principal objetivo de este poema es transmitir la visión que tiene Lorca de la ciudad, llegando a representarla como algo grotesco, como un monstruo que devora al ser humano, le roba los sueños y le conduce al aislamiento. Se muestra también un sentimiento de dolor, soledad, frustración y angustia, sentimientos que en realidad pertenecen al poeta:
Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros 
En definitiva, el problema trata del malestar que siente Lorca en la ciudad, de su aversión hacia la frialdad, el tumulto y la deshumanización características de esta, llegando a hacerle perder el sueño (de ahí el título).
Pero si alguien cierra los ojos,
¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!
Haya un panorama de ojos abiertos
y amargas llagas encendidas.
En cuanto al aspecto estilístico, presenta paralelismos en los versos:
No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Por último, los verbos son sobre todo en segunda persona, pues se refiere a todos los humanos en general, y, aunque habla de su propia perspectiva, solo usa una vez la primera persona.

Para mi, este estilo de poesía es el mejor de Lorca. Simplemente me encanta el sentimiento de desolación y desesperanza que refleja, pues soy una persona que tiene una visión muy parecida a la de Lorca de la ciudad. Es por eso que estos poemas me transmiten más que los del Romancero Gitano o los de Sonetos del amor oscuro. Me transmite la misma frialdad, el mismo individualismo y la misma crudeza que me transmite la propia vida en la ciudad, donde a nadie le importa lo que le pase al de al lado y donde todos somos extraños.

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